Organizar un círculo restaurativo
Organizar un círculo restaurativo requiere tiempo y recursos humanos apropiados. De forma selectiva y a nuestra propia discreción, Leticia proporciona un espacio virtual para albergar procesos transformadores de justicia en línea dentro de entornos de escucha seguros. Nuestro objetivo es albergar hasta tres círculos por año, en promedio. Actualmente, solo podemos albergar círculos en español o en inglés. Nuestro enfoque son los sitios de conflicto en las Américas.
Cualquiera que esté involucrado o afectado por un conflicto puede convocar un círculo. Un círculo es una oportunidad para que los miembros de una comunidad involucrados en un conflicto hablen y sean escuchados por los demás miembros de la comunidad. Tenga en cuenta que el objetivo no es castigar a nadie, sino ayudar a la comunidad afectada por el conflicto a restaurar su capacidad de escucharse mutuamente, reconocer lo que sucedió y por qué sucedió, y acordar posibles soluciones para seguir adelante. Pueden hacerlo utilizando modos asincrónicos de diálogo remoto o en un formato híbrido que combine encuentros presenciales y remotos. Nuestra práctica abarca diferentes enfoques de la justicia restaurativa en un formato en línea.
Sin embargo, un enfoque que nos parece muy útil e inspirador es el de Círculos restaurativos de "Dominic Barter’s Restorative Circles". Alentamos a aquellos interesados en aprender más sobre la justicia restaurativa a ver nuestra sección Recursos.
Organizar un círculo restaurativo
What is Leticia Listening Acts?
Leticia, Actos de escucha aplica enfoques creativos para facilitar encuentros transformadores entre personas afectadas por la violencia. Se centra en el papel que el performance, el teatro, el arte, las tecnologías digitales y otras prácticas culturales pueden desempeñar para posibilitar o incluso dar forma a estos encuentros. Documentamos y estudiamos cómo se realiza y se experimenta escuchar y ser escuchado en estos escenarios. El proyecto lleva el nombre de una mujer rural colombiana que nunca aprendió a leer en voz alta. Nació en la década de 1920, cuando las mujeres tenían pocas oportunidades de acceder a la educación formal en Colombia, especialmente en las zonas rurales. Por lo tanto, Leticia era principalmente una persona de cultura oral. Eso significa que la escritura o la lectura no jugaron un papel importante en su vida diaria. Por el contrario, desarrolló otras habilidades, quizás más fundamentales: la escucha y la memoria. Ella nunca se casó ni tuvo hijos. Pero nosotros, todos sus sobrinos y sobrinas, nos convertimos en sus hijos. Siempre estuvo ahí para nosotros. Siempre estuvo disponible para escucharnos y nos ayudó a recordar dónde habíamos dejado nuestras cosas. Sinceramente deseo que haya en cada familia, en cada comunidad, una persona como mi tía Leticia realizando actos de escucha que nos ayuden a recordar lo que importa y resolver nuestras preocupaciones vitales. Y espero que este proyecto contribuya a que la función de los actos de escucha desinteresados
Luis C. Sotelo Castro